dimarts, 25 de març del 2014

Azaña y Cabanillas en Heraldo de Madrid

Durante los tres años de la guerra, Heraldo de Madrid continuó siendo un símbolo de la República, con la que se alineaba sin duda alguna. Esta portada corresponde al 17 de julio de 1937 y es una muestra del tono panfletario que dió al periódico la intervención oficial mediante una representante del gobierno en la misma redacción. Otros periódicos había sido incautados por partidos políticos, pero Heraldo se mantuvo bajo el control de los propietarios y del comité de control obrero.
El director en aquella fecha era Alfredo Cabanillas, que había sido jefe de prensa de Manuel Azaña cuando este accedió a la presidencia de la República tras las elecciones de febrero del 36 en las que triunfó el Frente Popular. La proximidad con Azaña explicaría la foto dedicada del presidente de la República al diario.
Sin embargo, Cabanillas estaba pasando serios apuros en aquellas fechas. Sus actividades humanitarias de socorro a personalidades de derechas en el Madrid sitiado despertaron las suspicacias de sus compañeros en el periódico.
La redacción votó su destitución y el comité de control obrero ratificó la decisión. Le dieron un par de días antes de publicar la noticia en el periódico, lo que fue aprovechado por el director para trasladarse a Valencia y tramitar la salida del país. Lo consiguió tras sortear la actitud boicoteadora de diversos funcionarios, que dificultaban su acceso al ministro de la Guerra, Indalecio Prieto, con quien sostenía una buena relación. Prieto le firmó los papeles para su salida legal y Cabanillas embarcó rumbo al exilio. Se trasladó a la Argentina y allí contactó el conde de Guadalhorce y los círculos franquistas. Escribió un libelo parafascista titulado "Hacia la España eterna" en el que hacía gala de sus hazañas humanitarias en Madrid y se declaraba ferviente franquista. Pero el nuevo régimen no se lo puso nada fácil y hasta 1961 no consiguió volver a España.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada