dissabte, 28 de setembre del 2013

Cuando Heraldo de Madrid superó el medio millón de ejemplares

Esta es la portada del martes 22 de octubre de 1935, cuando Heraldo de Madrid batió todos los registros con una tirada de más de medio millón de ejemplares. Se acreditó con las fotografías de los contadores de las 3 rotativas que en aquellos días se usaban para imprimir el periódico. Las máquinas trabajaban seis horas seguidas para atender una demanda creciente especialmente en ciudades del resto de España, donde el vespertino madrileño se vendía a la mañana siguiente. La información cita la ciudad de Sevilla, donde se habrían pedido 10.000 ejemplares más por la demanda desbocada. El fenómeno llegaba al punto que se pagaba hasta una peseta por los ejemplares que nominalmente valían 15 céntimos.
La fiebre lectora se debía al hirviente clima político de los últimos meses de los gobiernos de derechas tras la victoria que obtuvieron en 1933 la Ceda y los radicales de Lerroux. Heraldo destacó en la denuncia de los casos de corrupción que afectaban a los radicales, como el célebre caso del straperlo o el del funcionario corrupto Antonio Nombiela.
Había pasado el movimiento revolucionario de 1934 y la represión posterior en Asturias y en Cataluña. La prensa estaba sometida a censura previa y, aún así, Heraldo de Madrid era considerado el líder de la opinión republicana y por ello premiado por la demanda de los lectores que temían la desaparición del régimen republicano de España si las derechas de la Ceda consolidaban el poder que disfrutaban parcialmente gracias al arbitraje del presidente de la República, Alcalá Zamora.
Los hermanos Busquets veían florecer el negocio de la edición y decidieron encargar una nueva rotativa, mucho más potente, a la fábrica suiza Wifag. La entrega se hizo a principios de 1936 y llevó no pocos quebraderos de cabeza a los editores. Con el Frente Popular ya en el gobierno, había proliferado la evasión de capitales y los controles para una operación como la compra de un equipo industrial de primer orden en el extranjero eran muy estrictos. La Wifag llegó y trabajó hasta la entrada de las tropas franquistas en Madrid, cuando Falange se incautó de todos los bienes de la Sociedad Editora Universal por la fuerza de las armas.
Una lectora de www.eldiario.es ha dejado estos días un testimonio estremecedor en un comentario a la reseña que publicó Gumersindo Lafuente. Cuenta Helenna como, en una ciudad donde triunfó rápidamente la rebelión fascista, un simpatizante de este bando comentó ante el caso de un vecino fusilado: ¿ves lo que pasa por leer Heraldo de Madrid?

diumenge, 22 de setembre del 2013

Luis Bonafoux, el periodista más independiente

La independencia es el valor más preciado por los periodistas, pero no se consigue solo con publicar un lema en la portada del periódico. Hay que luchar por ella día a día, atendiendo a las razones de las partes que están implicadas en la información, resistiendo a sus presiones económicas o políticas, decidiendo en función del interés del lector o espectador. Es una lucha en la que se paga un precio muy alto y se reciben pocas recompensas.
Luis Bonafoux fue el periodista que más lejos llegó en la lucha por su independencia profesional en la convulsa España de la Restauración. Su primera experiencia fue la tierra de su infancia, Puerto Rico, aunque fuera nacido en Francia. Escribió en el periódico La Unión de Madrid el artículo titulado "El carnaval de las Antillas", en el que desvelaba los aspectos más crudos y salvajes de las fiestas de su isla de origen. Tuvo tal efecto en San Juan de Puerto Rico que, cuando Bonafoux volvió de visita, se formó una turba que pretendía lincharle y que le acechó los escasos días que permaneció encerrado en su casa, hasta que volvió a partir.
Fue célebre su disputa dialéctica con Leopoldo Alas, Clarín, y sus muchas polémicas con otros personajes de la época. Algunas de estas disputas acabaron resolviéndose en duelo de honor. Escribió sobre el proceso de Montjuic denunciando las torturas sufridas por decenas de barceloneses detenidos en plena operación represiva contra el anarquismo que sembraba de bombas la capital catalana. Desde su particular atalaya también informó sobre la descomposición del imperio español de 1898 con una prolongada estancia en La Habana. Así, cuando desde la península parten contingentes de soldados para luchar en la guerra de independencia cubana, Bonafoux escribe: "Otro refuerzo. Otros miles de jóvenes españoles que van a la guerra de Cuba, a la manigua, al surco, a la tumba... Hemos enterrado doscientos mil. Aún hay juventud. Aún podemos enterrar muchos más hombres. !Cavemos, cavemos!..."
Su etapa más conocida es la de corresponsal en París de Heraldo de Madrid, para el que cubrió con entusiasmo el affaire Dreyfus. Cuando Emile Zola es juzgado por acusar al Ejército y es abucheado por la multitud, Bonafoux escribe: "La multitud es en todas partes algo así como un gran animal que pasa berreando, sin darse cuenta de por qué berrea. Si la consigna es "muera", la multitud berreará "muera"; si la consigna es "viva", la multitud berreará "viva". Es un rebaño de carneros que dan rugidos de león, con las gargantas enrojecidas por el ajenjo, por el aguardiente, por el brandy o por la ginebra."
Su cobertura de la I guerra mundial desde París no fue del agrado del gobierno francés, que acabó empujándole a un nuevo exilio, esta vez en Londres, donde acabaría sus días.
No contento con escribir más de cinco articulos diarios para diferentes periódicos, Luis Bonafoux intentó una y otra vez tener un medio de expresión propio, un semanario que él pudiera controlar enteramente. Su intento más exitoso se llamó Heraldo de París y apenas queda rastro de él.
Sí dejó sus artículos recogidos en numerosos libros, que pueden encontrarse en librerías de lance y en ediciones digitales de libre acceso. Pero el más notable documento que nos retorna la figura de Luis Bonafoux es el libro de José Fernando Dicenta. Publicado en 1974, se encuentra con facilidad por menos de 10€. La víbora de Asnières construye la biografía de Bonafoux recurriendo a fragmentos de muchos de sus mejores artículos y lo hace desde el conocimiento de quien fue nieto de uno de los mejores amigos del puertorriqueño, el también periodista Joaquín Dicenta.

dimarts, 17 de setembre del 2013

De cómo Heraldo de Madrid recuperó el Congreso de los Diputados

                                                     Esta fotografía se hizo en octubre de 1927, cuando el dictador Miguel Primo de Rivera se disponía a convocar una Asamblea Consultiva para redactar una nueva Constitución para España. La fotografía muestra los trabajos de construcción de un andamio para acceder al frontal del edificio del Congreso de los Diputados y cambiar el rótulo por el del nuevo organismo. La fotografía procede de la Fundación Diario Madrid, donde se conserva parte del archivo fotográfico de Heraldo de Madrid.
En la portada del 5 de octubre se publicó otra fotografía, con el resultado delo trabajo de los operarios. El nombre de Asamblea Nacional había substituido al del Congreso de los Diputados. Lo cierto es que la  Constitución no llegó a más que mero proyecto y el orden nuevo proclamado por el dictador acabó en fiasco con su salida del país. Alfonso XIII designó entonces al general Dámaso Berenguer como jefe de gobierno y empezaron los erráticos pasos políticos para salir de la anormalidad democrática.

Todo ello era seguido con detalle por Heraldo de Madrid. Su director, Manuel Fontdevila, dio un golpe teatral  en ese contexto cuando decidió adelantarse al gobierno para restituir el Congreso de los Diputados, al menos nominalmente. Fontdevila llamó desde su despacho al cuartel de bomberos de Madrid simulando llamar desde la presidencia del gobierno. La orden era retirar el rótulo de Asamblea Nacional del frontispicio del edificio del Congreso. Al mismo tiempo, dio instrucciones al fotógrafo del periódico para acudir a la carrera de San Jerónimo y tomar las fotos en exclusiva. El resultado es la foto noticia que publicó en portada Heraldo de Madrid el 15 de febrero de 1930. Fue un año trepidante de iniciativas en pro de la República que culminarían el 14 de abril del siguiente año y en las que Heraldo de Madrid tuvo el más destacado protagonismo.


dijous, 12 de setembre del 2013

Heraldo de Madrid y la censura de Primo de Rivera

El 13 de septiembre de 1923, ahora se cumplen 90 años, el capitán general de Barcelona, Miguel Primo de Rivera, dictaba un bando promulgando el estado de guerra y declaraba derogado el gobierno. Se iniciaba así una dictadura que contaría con el beneplácito del monarca Alfonso XIII.
Una de las primeras medidas del dictador fue la imposición de la censura previa a la prensa. Todos los textos debían pasar por la sede de la censura de Madrid o las capitanías generales de cada capital para ser supervisiados y, muy a menudo, mutilados.
Se inició allí una incruenta batalla entre periodistas y censores para hacer llegar la información al público. Los redactores de Heraldo de Madrid consiguieron los más sonoros éxitos en el arte de burlar a la censura, según reconoció el propio jefe censor, Celedonio de la Iglesia, en un libro de memorias publicado años más tarde.
El caso más arquetípico fue el de la Caoba, una bailarina de flamenco amante de Primo de Rivera y que tenía relaciones con los bajos fondos madrileños. Una hermana suya cayó presa por tráfico de drogas y fue llevada ante el juez por la policía. El magistrado, sin embargo, recibió el recado del general Primo de Rivera de que dejara en libertad a la imputada. El hombre, atormentado por la intrusión gubernamental en el trabajo de la justicia, hizo saber el hecho a la redacción de Heraldo de Madrid. El tema no podía darse abiertamente a causa de la censura, por lo que se decició disfrazarlo situando los hechos en Bulgaria. Así se publicó el 5 de enero de 1924 armando un gran revuelo, pues el rumor ya circulaba y los lectores supieron descodificar el mensaje. El caso llegó a la tribuna del Ateneo de Madrid, donde Rodrigo Soriano denunció la intromisión del general. Había en el país otro orador que retaba al régimen dictatorial, don Miguel de Unamuno. Pues bien, Soriano y Unamuno fueron deportados a Fuerteventura, desde donde pasarían a París y vivirían el exilio. Heraldo de Madrid seguiría peleando por la libertad informativa con gran entereza en los años siguientes.

dissabte, 7 de setembre del 2013

Les eleccions de 1931, van ser plebiscitàries?

Últimament es parla molt d'eleccions plebiscitàries i hi ha hagut qui ha agafat com exemple les eleccions de 1931 citant la portada de l'Heraldo de Madrid del 13 d'abril, en la que es parla obertament de plebiscit a favor de la República.
Les eleccions les havia convocat el govern presidit per Juan Bautista Aznar sota el regnat d'Alfons XIII i estaven destinades a escollir els ajuntaments de tota Espanya, eren eleccions municipals.
L'estiu de 1930 es va constituir a Sant Sebastià el Comitè Republicà, format per personalitats com Manuel Azaña, Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura o Alejandro Lerroux, de tendències polítiques ben variades.
En les setmanes prèvies a les eleccions d'abril, el Comitè Republicà va manifestar que consideraria les eleccions municipals com un plebiscit a favor de la República. L'Heraldo de Madrid es va fer ressò d'aquestes consideracions i va publicar articles com el de Juan Sánchez Rivera titulat "Lo que será la República" el 9 d'abril de 1931.
Les eleccions es van celebrar el diumenge 12 d'abril. Els col.legis electorals van tancar a les 5 de la tarda i al vespre es van començar a conèixer resultats locals, que indicaven una victòria republicana a les grans ciutats. Les primeres informacions oficials més completes no van arribar fins el matí del dilluns 13 d'abril, alhora que es publicava un sol diari, l'oficialista Hoja del Lunes, que racanejava amb la victòria republicana.
Al migdia, el Comitè Republicà va emetre un comunicat en el que proclamava que la victòria de les candidatures republicano socialistes a les grans ciutats espanyoles tenien el valor d'un plebiscit contra la monarquia i a favor de la República. Heraldo de Madrid era el principal diari de tarda de la capital i va reproduir la nota en la seva última pàgina, mentre que a la portada es feia una crònica del dia de les eleccions amb la ideal del plebiscit en el titular principal.
Una multitud de simpatitzants republicans es van congregar davant dels tallers del diari per aconseguir un exemplar històric. La gent es va anar escalfant i van sortir en manifestació. Van arribar a la Puerta del Sol i després van anar a la Castellana, on hi havia la Presidència del govern, doncs un rumor deia que hi havia anat Alcalá Zamora, president del Comitè Republicà. Els va rebre la Guardia Civil, que va disparar fent diversos ferits. Un d'ells va morir al cap d'unes hores a l'hospital. La noticia de la manifestació de Madrid es va estendre per la resta d'Espanya i al dia següent, 14 d'abril, es proclamava la República a Eibar, València i Barcelona, entre altres ciutats.
Però el traspàs d'un règim a un altre es va fer en un despatx privat, el del doctor Marañón, on es va reunir al migdia Alcalá Zamora i el conde de Romanones, ministre d'Estat del govern Aznar. Allà, Alcalá Zamora va donar l'ultimàtim perquè el rei abandonés el país abans de la posta de sol. Així ho va transmetre Romanones i, poc després, Alfons XIII sortia cap a Cartagena, on s'embarcaria rumb a l'exili.Un periodista de l'Heraldo, Gerardo Ribas, va aconseguir entrar al pis del doctor Marañón per l'escala de servei i va poder fer una crònica dels fets en primera línia.