diumenge, 22 de setembre del 2013

Luis Bonafoux, el periodista más independiente

La independencia es el valor más preciado por los periodistas, pero no se consigue solo con publicar un lema en la portada del periódico. Hay que luchar por ella día a día, atendiendo a las razones de las partes que están implicadas en la información, resistiendo a sus presiones económicas o políticas, decidiendo en función del interés del lector o espectador. Es una lucha en la que se paga un precio muy alto y se reciben pocas recompensas.
Luis Bonafoux fue el periodista que más lejos llegó en la lucha por su independencia profesional en la convulsa España de la Restauración. Su primera experiencia fue la tierra de su infancia, Puerto Rico, aunque fuera nacido en Francia. Escribió en el periódico La Unión de Madrid el artículo titulado "El carnaval de las Antillas", en el que desvelaba los aspectos más crudos y salvajes de las fiestas de su isla de origen. Tuvo tal efecto en San Juan de Puerto Rico que, cuando Bonafoux volvió de visita, se formó una turba que pretendía lincharle y que le acechó los escasos días que permaneció encerrado en su casa, hasta que volvió a partir.
Fue célebre su disputa dialéctica con Leopoldo Alas, Clarín, y sus muchas polémicas con otros personajes de la época. Algunas de estas disputas acabaron resolviéndose en duelo de honor. Escribió sobre el proceso de Montjuic denunciando las torturas sufridas por decenas de barceloneses detenidos en plena operación represiva contra el anarquismo que sembraba de bombas la capital catalana. Desde su particular atalaya también informó sobre la descomposición del imperio español de 1898 con una prolongada estancia en La Habana. Así, cuando desde la península parten contingentes de soldados para luchar en la guerra de independencia cubana, Bonafoux escribe: "Otro refuerzo. Otros miles de jóvenes españoles que van a la guerra de Cuba, a la manigua, al surco, a la tumba... Hemos enterrado doscientos mil. Aún hay juventud. Aún podemos enterrar muchos más hombres. !Cavemos, cavemos!..."
Su etapa más conocida es la de corresponsal en París de Heraldo de Madrid, para el que cubrió con entusiasmo el affaire Dreyfus. Cuando Emile Zola es juzgado por acusar al Ejército y es abucheado por la multitud, Bonafoux escribe: "La multitud es en todas partes algo así como un gran animal que pasa berreando, sin darse cuenta de por qué berrea. Si la consigna es "muera", la multitud berreará "muera"; si la consigna es "viva", la multitud berreará "viva". Es un rebaño de carneros que dan rugidos de león, con las gargantas enrojecidas por el ajenjo, por el aguardiente, por el brandy o por la ginebra."
Su cobertura de la I guerra mundial desde París no fue del agrado del gobierno francés, que acabó empujándole a un nuevo exilio, esta vez en Londres, donde acabaría sus días.
No contento con escribir más de cinco articulos diarios para diferentes periódicos, Luis Bonafoux intentó una y otra vez tener un medio de expresión propio, un semanario que él pudiera controlar enteramente. Su intento más exitoso se llamó Heraldo de París y apenas queda rastro de él.
Sí dejó sus artículos recogidos en numerosos libros, que pueden encontrarse en librerías de lance y en ediciones digitales de libre acceso. Pero el más notable documento que nos retorna la figura de Luis Bonafoux es el libro de José Fernando Dicenta. Publicado en 1974, se encuentra con facilidad por menos de 10€. La víbora de Asnières construye la biografía de Bonafoux recurriendo a fragmentos de muchos de sus mejores artículos y lo hace desde el conocimiento de quien fue nieto de uno de los mejores amigos del puertorriqueño, el también periodista Joaquín Dicenta.

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