divendres, 21 de febrer del 2014

Heraldo de Madrid vuelve el 30 de marzo, tras 75 años de silencio

La entrada del ejército franquista en Madrid se produjo el 28 de marzo de 1939, pronto se cumplirán los 75 años. Mientras los militares se internaban por el extraradio, un grupo de falangistas entró en el edificio de Heraldo de Madrid y pistola en mano. Ante un grupo de periodistas y trabajadores que almorzaban un plato de lentejas, los falangistas levantaron una acta de incautación que supuso la clausura del periódico, sin que la Sociedad Editora Universal fuera nunca compensada.
Heraldo de Madrid volverá a la calle el domingo 30 de marzo de 2014 con una edición especial en la que se rememorarán estos hechos históricos. Pero la apuesta va más allá e incluirá contenidos de actualidad preparados por los medios que emergen con más fuerza en el panorama periodístico.
Eldiario.es e Infolibre se encargarán de la información política, Alternativas Economicas y La Marea tratarán la confluencia de la crisis económica con la sociedad; Frontera D abrirá las ventanas a la escena exterior; Materia aportará su visión del mundo de la ciencia, Jot Down lo hará con la cultura, Revista Fiat Lux.  con la crónica negra y  Líbero con el deporte. Mongolia pondrá el punto de humor con su visión corrosiva de la realidad noticiosa. Además, habrá  espacio para la opinión con firmas destacadas y todo ello será dirigido por el prestigioso periodista Miguel Ángel Aguilar.
El número extra de Heraldo de Madrid combinará elementos de diseño clásicos con otros de última generación. Contará con 48 páginas y se prevé una importante tirada que convertirá este ejemplar en una pieza de alto valor periodístico al alcance de los lectores en los quioscos.
La reivindicación de la memoria del líder de la prensa española durante la II República llega en un momento de gran desorientación de los grandes periódicos, crisis del sector, ruina empresarial, pérdida de credibilidad y renuncia del periodismo a los compromisos de servicio a la sociedad mediante la búsqueda de la verdad contrastada.
Los periodistas de Heraldo de Madrid se enfrentaron con fiereza a la censura de la dictadura de Primo de Rivera, impulsaron la primavera republicana de 1931, padecieron las suspensiones de los gobiernos derechistas y volvieron a padecer la censura durante la guerra civil. Su lucha por acercar a los lectores a la realidad es la misma lucha que los periodistas de hoy, salvando las distancias, se plantean para superar la intromisión de grandes poderes en su labor profesional y se mantienen en guardia contra la autocensura. Este es el sentido profundo de la edición que nos proponemos publicar el 30 de marzo. Mirar al pasado para recuperar valores y compromisos con los que recuperar la credibilidad ante los lectores en el futuro.

diumenge, 2 de febrer del 2014

Yagüe: "Voy a cortarle la cabeza al director de Heraldo de Madrid"

El 3 de septiembre de 1936, las tropas del general Juan Yagüe tomaban Talavera de la Reina  tras una breve batalla con las fuerzas republicanas. Este enclave era considerado el último de importancia antes de llegar a las cercanías de Madrid. En la euforia de la victoria, Yagüe gritó: Cuando entremos en Madrid, lo primero que voy a hacer es cortarle la cabeza al director de Heraldo de Madrid.
Lo cuenta en sus memorias quien entonces ocupaba ese cargo, el periodista Alfredo Cabanillas. Hasta él llegó el eco de la bravata militar y narra el desasosiego que le produjo ¿Qué le había hecho yo al general Yagüe?
Lo cierto es que este militar tenía unas características bien especiales que, a falta de más información, ayudan a entender el exabrupto. Juan Yagüe era falangista, amigo personal de José Antonio Primo de Rivera. Estuvo al mando de las tropas que tomaron Badajoz a mediados de agosto y que tuvo como trágico corolario el fusilamiento de hasta 4.000 republicanos en la plaza de toros de la ciudad.
Con estos antecedentes no es de extrañar la brutalidad de su expresión, pero ¿porqué al director de Heraldo de Madrid? Sin duda por lo simbólico de este periódico en relación al régimen republicano. Heraldo fue el impulsor de la República en 1930 y los meses previos a las elecciones de 1931. Heraldo también fue el periódico que se lanzó en defensa de la República en los primeros días del golpe de estado de los militares en julio del 36. Alfredo Cabanillas había sido jefe de prensa del presidente de la República, Manuel Azaña, hasta poco antes del inicio de la guerra.
Pero la amenaza de Yagüe no se cumplió nunca y no fue por su falta de voluntad. Sus tropas no avanzaron hacia Madrid como pretendía el general. En lugar de esto, debieron desviarse a Toledo por orden de Francisco Franco. Su nueva misión era rescatar a los nacionales refugiados en el Alcázar de Toledo, asediado por fuerzas republicanas. La operación les salió bien y se convirtió en un triunfo propagandístico.
Alfredo Cabanillas permaneció en su puesto hasta el verano de 1937, cuando fue destituido por el comité obrero del periódico, que le acusaba de ayudar a personalidades conservadoras para que encontraran refugio en la embajada francesa. Allí durmió él mismo en sus últimas semanas en la capital. Efectivamente, había hecho muchas gestiones de este estilo, como contó en el libro Hacia la España eterna que publicó en Argentina tras exiliarse. Entre los beneficiados por Cabanillas estuvo la familia del militar José Ungría, quien tras salir de la capital pasó a Francia y a la zona nacional, donde se encargaría del Servivio de Inteligencia Militar con especial dedicación a la organización de la quinta columna en el Madrid republicano. Cabanillas terminó en Buenos Aires mezclándose con los círculos franquistas y haciendo méritos para obtener el permiso de regreso a España, lo que no ocurriría hasta los años 60. En los últimos años se han editado hasta tres libros sobre su figura y se realizó una exposición en la Fundación Alcalá Zamora de Priego, en Córdoba.
Juan Yagüe continuó la guerra al mando del cuerpo marroquí del ejército y a su cabeza entró en Barcelona en enero de 1939. Tras la guerra fue nombrado ministro del Aire, pero su cargo solo le duró unos meses, pues desairó a Franco en diversas ocasiones. Su figura va a ser motivo de una exposición en el monasterio de san Juan organizada por su hija, Victoria.